miércoles, 12 de enero de 2011

Haití un año después.

Tras 365 días del seísmo que resquebrajó el país más pobre del hemisferio norte, Haití continúa en ruinas. La reconstrucción no ha empezado y el cólera ha agudizado aún más la catástrofe.
Haití sigue en el pozo. Resquebrajado por el terremoto que hoy hace un año partió el país y hundido aún más por la mortífera epidemia de cólera, este pequeño Estado caribeño sigue sin reconstruirse.
Tras una efectiva respuesta inicial, poco se ha conseguido para levantar de las cenizas a un país que antes del seísmo luchaba con una economía en quiebra, elevadísimos índices de pobreza y un Ejecutivo débil y con muy poca legitimidad. "El Gobierno haitiano debe asumir su rol de liderazgo y desarrollar planes de obras públicas para implementar servicios sociales básicos e infraestructuras", recalca Iván M. García, portavoz de Intermón Oxfam, desde Puerto Príncipe. De momento, no hay fecha para la segunda vuelta de las elecciones ni se sabe qué candidatos concurrirán.
Durante este tiempo que Haití ha vivido vacío de poder, la Comisión Interina de Reconstrucción copresidida por el ex presidente de EE UU Bill Clinton y el primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, ha dirigido el país. Muchas críticas recaen hoy sobre su gestión. Al igual que a otros organismos internacionales, "le ha faltado capacidad de acción y decisión", y de ahí "la extrema parálisis en la reconstrucción", sentencia Aloïs Hug, portavoz de Médicos sin Fronteras.

Sin un techo
A esta falta de acción se podría atribuir que las calles de Puerto Príncipe, la capital, y de las principales ciudades del país sigan 365 días después "llenas de restos y se circule con dificultad. Las fuerzas militares y los Estados no han invertido suficiente en tareas de desescombro", lamenta Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria. "Si los escombros continúan allí será imposible reconstruir", admite García.
Entre estos desechos hoy siguen viviendo parte del millón largo de haitianos que "están en tiendas cada vez más frágiles" y que tienen "pocas esperanzas de trasladarse a refugios de transición u hogares semi-permanentes", dice Jean Claude Fignole, director de ActionAid en Haití.
La catástrofe ha sido tan grave -ha agudizado la tragedia en un país donde el 78% vivía y vive con menos de dos dólares al día- que los esfuerzos se han centrado en el día a día y se han dejado de lado planes a más largo plazo. Así, el caos que aún reina en el país caribeño y la insuficiente inversión en infraestructuras de agua y saneamiento ha derivado en nuevos problemas: un aumento de la violencia, los saqueos y también de enfermedades, como la plaga de cólera que ya se ha llevado la vida de más de 3.600 personas.

Mirar adelante
Dejarse llevar por el pesimismo es fácil hoy en Haití. Aunque, "como decimos aquí, mientras hay vida hay esperanza", admite Daniela, a quien el terremoto arrancó su hogar en la capital. "El seísmo puede haber sido una oportunidad perdida, pero aún queda tiempo y dinero para que no lo sea", recalca Aloïs Hug, convencido de que "hay que ser exigente con el dinero que se dio".
"Aunque muchas cosas se han hecho mal, no todo el esfuerzo ha sido inútil. Sin la buena respuesta inicial de los ciudadanos y el trabajo de las ONG hoy habría muchísimas más víctimas", agrega Francisco Rey. Se cree que el país tardará décadas en vencer la tragedia. "Acelerar el proceso político, invertir más fondos específicos en el cólera o condonar la deuda externa" son las claves para que Haití logre, al fin, salir del hondo pozo. 

adn 12/01/2011

domingo, 12 de diciembre de 2010

UN LIBRO PARA COMPARTIR: EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO

La elección de este libro, el Guardián entre el Centeno, ha sido porque siempre fue un libro que me habían recomendado y cuando lo vi en la lista que nos dio el profesor tuve la excusa perfecta para leerlo.

El Guardián entre el Centeno fue escrito en 1951 por J.D. Salinger; esta novela provocó numerosas controversias por su lenguaje provocador y por retratar sin tapujos la sexualidad  y la ansiedad de los adolescentes.
Lo que más me ha gustado, y a la vez chocado al leer  el libro, es la forma de expresarse y el lenguaje del protagonista Holden Caufield. Es un relato narrado en primera persona,  por Holden Caufield, una persona cínica, arisca, sarcástica, mentirosa; que  relata la historia expresándose con nerviosismo e incluso inseguridad.

Holden tiene 16 años y ha sido expulsado, por su bajo rendimiento, de la escuela privada Pencey; anteriormente también ha sido expulsado de otras escuelas por la misma razón.
Para evitar darle la noticia a sus padres decide marcharse de la escuela unos días antes de las vacaciones de Navidad y volver a casa cuando sus padres hayan recibido la noticia, de manera que no sea él quien de la noticia de su expulsión; desde su  huida de la escuela cuenta todo lo que le sucede esos días en la ciudad de Nueva York. Parece que le gusta todo pero a la vez aborrece todo lo que le rodea, es un chico sin ilusión para nada, que está convencido de que su paso al mundo adulto es de regresión y no de evolución, sólo idealiza a su hermana pequeña Phoebe, increíblemente sensata para su edad, porque representa algo que le une a él con la infancia.
El desarrollo de la novela es extremadamente caótico e imprevisible, ya que es un chico que se ha ido de casa y que no sabe lo que quiere ni a quién busca. Sus encuentros con personas del pasado le resultan deprimentes.
Su protagonista, Holden Caulfield, se ha convertido en un icono de la rebeldía adolescente.

El Guardián entre el Centeno es una novela mítica, que ha sido tachada de libro maldito porque era la obra de referencia de muchos asesinos, entre ellos el que acabó con John Lennon.



miércoles, 1 de diciembre de 2010

La M manda



 "Detrás de una M de misería, siempre está la M de money" "la M manda", por desgracia una realidad universal.

viernes, 19 de noviembre de 2010

ENSAYO SOBRE LAS MARCAS


"Un producto sin marca no se vende". Esta frase es la simplificación de una realidad y, como tal simplificación, no tiene en cuenta matices ni situaciones específicas. Pero está basada en un hecho real y verdadero. Es cierto que se venden productos sin marca; pero no es menos cierto que ello sólo ocurre cuando al consumidor no le queda otro remedio: si encuentra a la venta productos marcados junto con otros sin marca, elegirá primero aquellos, y sólo comprará estos cuando se hayan terminado las marcas o cuando razones ajenas a su voluntad, como puede ser el precio, no le permitan la adquisición de aquellas.
De forma que puede ser exagerado pero no incorrecto el afirmar que un producto sin marca no se vende.
Pero, ¿qué es una marca? Una marca es todo aquello que los consumidores reconocen como tal. Es un producto al que se ha revestido de un ropaje tan atractivo que consigue que el producto se desee, se pida, se exija, con preferencia a otros productos. En definitiva, la marca es el nombre, término, símbolo o diseño, o una combinación de ellos, asignado a un producto o a un servicio, por el que es su directo responsable.  Ésta es quien debe darlo a conocer, identificar y diferenciar de la competencia; debe garantizar su calidad y asegurar su mejora constante. La marca ofrece del producto, junto con su realidad material, una realidad psicológica, una imagen formada por un contenido preciso, cargado de afectividad: seguridad para unos, prestigio para otros, calidad, etc.
 
Todos los años la revista empresarial BusinessWeek, presenta el estudio de la consultora Interbrand con el Ranking Económico de las 100 Marcas Globales. Con semejante análisis no puede extrañar que se hayan sucedido los más diversos análisis sobre este fenómeno, en buena medida para celebrar las estrategias bajo las cuales una marca aumenta su valor. Es que las  marcas van más allá de los productos, e incluso representan a “personas marcas” como es el caso de los jugadores de fútbol o las estrellas del cine. Madonna no sólo es una persona, una cantante, sino que además es una marca. Esta expansión llega a todos los rincones del planeta.
"El poder de atracción que consigue una empresa está más relacionado con la experiencia que aporta, que con el producto que representa", y se va más allá, ya que la marca además se relaciona con la idea, con la historia y con el poder de seducción de una corporación.
En el actual proceso de globalización empresarial, la marca aparece como una variable estratégica de creciente importancia dentro de las decisiones, políticas y estrategias de internacionalización de la empresa.
Es un hecho cada vez más indiscutible que la competitividad de las empresas se sitúa en el campo de los intangibles, y dentro de éstos la marca resulta determinante.
Como señalaba Hector Laing, Director Ejecutivo de United Biscuits plc., una de las mayores compañías de productos de consumo del mundo y titular de una importante cartera de marcas renombradas: «Los edificios envejecen y acaban derrumbándose. Las máquinas se desgastan. Las personas mueren. Pero lo que se mantiene vivo a través de los tiempos son las marcas». Un argumento poderoso. Es la verdadera realidad empresarial de nuestros días.

Ciertamente, la evolución empresarial de ciertas corporaciones ha tomado nuevas formas dentro del sistema económico global. Hoy, estas grandes firmas, cuya producción del producto no suele ser propia, se sirven de estrategias para aumentar su beneficio, que tienen unas consecuencias a nivel global.
Por un lado la deslocalización en busca de mano de obra barata, y no organizada en sindicatos, que les permita el desarrollo productivo de sus productos a un menor costo. Estas condiciones óptimas para la consecución del máximo beneficio las encuentran en países subdesarrollados que, en muchas ocasiones, incluso sus mismos gobiernos facilitan la implantación de sus plantas o la entrada de inversión en estos países.
Por otro lado el marketing salvaje, que lleva a un consumismo incontrolado. Si echamos la vista atrás veremos cómo productos que antes no utilizábamos, hoy los consideramos indispensables para nuestra vida diaria. Puede llamarse progreso, en algunos casos, o puede ser el efecto inevitable de las campañas publicitarias.

Siempre se ha pensado que la personalidad es algo que cada uno se construye como individuo; pero si analizamos la situación actual tendemos a usar productos que se dirigen a unos colectivos determinados que a su vez están esponsorizados por estas marcas. Estas marcas son un distintivo de nuestros gustos y tendencias. Entonces, ¿construimos nuestra personalidad tomando un modelo estándar que nos ofrece una corporación? Ésto es una realidad, podemos observar que solemos evitar vestir una prenda de propaganda, por ejemplo "Frutas Pepe", pero en cambio, solemos lucir visiblemente, y orgullosos, en nuestras prendas los logos de "Adidas", "Nike", "Armani".
Por último quería destacar unos anuncios que se titulan "Consume productos de marca. Ganamos todos", y que han sido emitidos por una cadena de televisión.

 


Asociar la marca con el empleo o la seguridad resulta inquietante, ¿son menos seguros los productos de marca blanca, esos que curiosamente son fabricados por las mismas marcas "de marca"? ¿Cómo se argumenta la relación entre la destrucción de empleo y el consumo de productos sin marca?